Cómo prevenir y tratar la caída capilar
El cabello pasa por distintas etapas a lo largo de la vida. Todos los días perdemos cabello que es reemplazado por nuevo en el ciclo natural del cabello. Solamente si la caída es mayor de lo normal o si la densidad del cabello es menor podemos hablar de caída capilar.
Existen dos tipos de caída capilar: Progresiva y Reaccional. La primera se debe a factores hormonales, hereditarios, y se detecta por cabello escaso y menor densidad capilar. La segunda, como su nombre propio indica se debe a una reacción: estrés, post-parto, dieta, fatiga… Por eso debemos abordarlas de diferente forma.
En ambos casos, si la caída es muy abundante la recomendación es hacer un tratamiento vía oral, acompañado de vía tópica.
En cualquier caso, previo al tratamiento tópico es importante estimular la microcirculación del cuero cabelludo. De esta manera conseguimos que el tratamiento posterior penetre mejor y sea más eficaz.
Si se trata de una caída progresiva, los tratamientos vía oral actúan sobre los tres factores clave en este tipo de caída: vascular, facilitando el aporte de nutrientes esenciales; hormonal, regulando la producción de sebo, que es el que origina la asfixia del bulbo piloso y tisular, protegiendo el tejido de los daños oxidativos.
Respecto a los tratamientos vía tópica, aquellos específicos para caída progresiva tienen una función sobre las tres etapas claves de la vida del cabello.
- Activan el nacimiento
- Alargan el crecimiento
- Retardan la caída
En el caso de caída reaccional actuamos a nivel vascular y nutricional. Aportando nutrientes esenciales para la síntesis de queratina y dar fuerza y vitalidad al cabello.
Y los tratamientos tópicos para caída reaccional tienen 3 acciones fundamentales en la caída
- Frenan la caída.
- Relanzan el crecimiento del cabello
- Refuerzan el cabello.
Para completar el tratamiento, se recomienda utilizar un champú estimulante, que por sí solo no es efectivo para frenar la caída pero si es un complemento al resto de tratamientos.